Fotos de antaño (poema)

Rostros del pasado,
alegría y tristeza
y recuerdos agolpados
en mi memoria,
en el desván repleto de telarañas...
Un arcón sin abrir,
por miedo a la tristeza
que me desborda,
en días como hoy.
Se abrió,
sin yo pretenderlo,
la caja de los recuerdos
y volví a ese momento,
a esas risas,
a los rostros olvidados
de quienes un día aprecié;
¿qué habrá sido de ellos...?
Recupero el pasado,
aunque yo soy otra,
distinta de quien fui,
en aquellos días
y camino por otra senda,
lejos de la de ellos.
Mirar las fotos es doloroso;
como lo es perdonar...
La penumbra se apodera
del desván de mi  memoria.
Volveré a entrar,
seguro que abriré la caja de aquel tiempo
y me preguntaré qué fue de ellos.
Perdonar, qué difícil es perdonar...


Noemí Valle

Círculo de Piedras (poema)

¿Quién tiene el don de ver el futuro
para saber lo que nos depara...?
Miré el espejo del río y solo vi mi imagen,
distorsionada,
en las aguas que huían de mí.
No pude atrapar el instante
entre mis manos,
como no pude apresar el agua,
que escapaba  entre mis dedos.
Contemplé el vuelo de un pájaro,
contra las nubes de color plomizo
y le seguí hasta que se alejó,
en el horizonte.
El viento comenzó a soplar
y acarició mis mejillas,
jugando con mi pelo
y los pliegues de mi falda.
Bailaba con los árboles
y rozaba la tierra
con su mano invisible,
mientras yo buscaba la respuesta
junto al círculo de piedras.
Quién sería tan sabio para leer las señales
e interpretar el mensaje del destino.
No, no sería yo,
y busqué en mi mente el consuelo,
pues otros, antes que yo,
se encontraron allí
y no escucharon la voz del viento.
Tal vez las estrellas hablarían...


Noermí Valle

Doloretes (poema)

Eras la voz aniñada
que me llamaba,
temblorosa,
y los andares de pasitos cortos
en el suelo empedrado
de la plaza del pueblo.
La mujer que se perfumaba
antes de salir
y se miraba al espejo.
Los años te hicieron coqueta
cuando tu pelo se cubrió de canas
como si antes,
en tu juventud,
no hubieras tenido derecho
a los labios rojos,
a la apariencia de mujer pizpireta,
a esas alhajas que te gustaba lucir...
Ahora miro tu foto
y encuentro esa sonrisa
que antes no era capaz de ver;
te conviertes, de pronto,
en una joven enamoradiza,
anhelando cariño,
con la incertidumbre
de lo que te traería el futuro...
Humana,
con las luces y las sombras
y el corazón henchido de sentimientos,
despidiendo, tan joven,
a quien se fue para siempre de tu lado.
Viviste tu vida
y ahora yo te traigo a mis recuerdos,
y te devuelvo,
de alguna forma,
a este mundo...


Noemí Valle


Poema dedicado a mi abuela paterna, a mis padres y a mi hermana.

Foto fija de una tarde de otoño (poema)

Recuerdos borrosos,
que se escurren
con las gotas de lluvia
en una tarde de otoño...
Creí saberlo todo
y no supe leer las lágrimas
que no derramabas
cuando mirabas al pasado.
Esos días no volverían
y lo sabías de sobra...
Ahora miro por la ventana
y te busco a ti,
como tú buscaste a quienes se fueron,
muchos años atrás.
La lluvia cae en mi alma,
en mis entrañas;
un frío recorre mis miembros
como un río de hielo,
y busco el abrigo de tus besos,
las tardes de mi niñez,
las fotos en blanco y negro,
como una tabla de salvación.
Las hojas caen,
un año más,
y seguirás siendo ese rostro
que sonríe en una foto,
y te mantendré así,
en mi memoria...



Noemí Valle

A un árbol (poema)

 Se encendió una luz
en el bosque de mis neuronas;
me había negado a crecer
y los lamentos  caían
como flores marchitas,
sobre el lecho verdoso de un lago...
Abrí la puerta de mis obsesiones
y las cogí por el cuello,
en una lucha a muerte.
¿Es eso silencio...?
¿Silencio en mi mente?
¿Es eso posible?
Me daba miedo verme,
reflejada en el espejo de la verdad.
Mis ojos se abrieron lentamente
y observé a una niña
que me miraba asustada,
desde el otro lado...
¿Por qué solo veía lágrimas en sus ojos?
¿Acaso ella no sabía lo mismo que yo?
El tiempo tiene que fluir,
como el agua de un río,
para llevarse el pasado,
en forma de una ramita
que flota,
que se aleja de mí,
que forma parte de la corriente...
La niña me decía adiós con la mano
y se alejaba,
dándome la espalda.
Y la luz de mis neuronas
iluminaron cuevas peligrosas,
y temí entrar por esos recovecos,
por si el  suelo resbalaba;
enmudecí y enjugué mis lágrimas,
me abracé a un árbol imaginario
que sustentaba mi mente
y me hallé,
cara a cara ,
con mis rencores,
y quise luchar contra ellos,
con la espada de la razón.
Mi árbol resistió
y me cobijó bajo sus ramas,
y construí un hogar en un llano
junto a un riachuelo
por el que pasaban los recuerdos,
uno tras otro,
y los sueños de ser libre
me hicieron crecer,
hundiendo mis raíces en la tierra...


Noemí Valle

La ceguera (poema)

Mi imagen me saludó desde el espejo
y sonrió en su encierro de cristal;
yo era la misma que sabía luchar,
pero nadie parecía saberlo...
Solo veían las lágrimas
que yo no derramaba,
las flores marchitas,
el rostro a media luz.
No quise darme por vencida
y choqué, y choqué
contra el muro de la ceguera
de quienes no me conocen,
luchando por mostrarme
pero solo fue una guerra perdida,
de antemano,
pues todos llevamos puesto un cartel
del que queremos librarnos,
escrito con letras invisibles
en el fondo de la mirada.
Luché contra ese muro,
una vez más,
para volver a perder;
la ceguera, la ceguera...
Solo yo sé lo que soy capaz de hacer
aunque estuvieran,
de antemano,
repartidos los papeles.

Noemí Valle

Dante (Poema)

Miras a la otra orilla...
la barca espera
bajo la luz plateada de la luna.
¿Quién eres,
sombra que a mí te aproximas?
¿Eres el guardián del inframundo?
Y te echas hacia atrás,
con el terror a lo desconocido...
Virgilio se hace visible,
llevando la luz,
hacia el Infierno y el Purgatorio.
Dante camina junto a él,
reconociendo al poeta,
a su faro entre las tinieblas...
Un círculo desolador,
y luego otro, y otro
repletos de los rostros
de los Siete Pecados Capitales,
en busca de la paz de espíritu,
del rostro de Beatriz...
Cavernas que recorrer
y un aprendizaje
con la luz de la razón,
iluminando el interior de la mente
y un alma que aprende...


Noemí Valle

Lo nunca hallado (poema)

Signos de vida y muerte,
proyectados en la cúpula,
junto a un cúmulo de estrellas
que se apagan lentamente...
Células que se transmiten
en una cadena interminable,
de sangre que recorre las venas
de generación en generación.
Cielo e infierno se unen en un mismo ser,
que despierta un día a oscuras,
buscando la luz de la razón.
¿Dónde encontrar la verdad?
¿Dónde el signo de lo grandioso?
Como el firmamento esconde
el mapa del tiempo,
en él busco la respuesta a mis preguntas,
en él me pierdo
y me convierto en mi otro yo...
No encuentro la voz que me responda,
solo veo girar a los astros,
y sigo mirando por la ventana del tiempo,
por si escucho la voz...


Noemí Valle

Ecuaciones de sueño y realidad (Poema)

Ecuaciones de sueño y realidad;
luz que se pierde en el espacio
y se convierte en una nave del tiempo
hacia un momento,
en mi mente dormida.
Estrellas de noches silenciosas,
cometas que han perdido su rumbo
atrapadas en la mano
de los señores del tiempo...
Mente,
mueves los hilos de la marioneta
de mis planes,
perdiéndote en el laberinto
que he levantado a mi alrededor.

Distintos senderos (Poema)

Hoy vuelvo a ser una guerrera
contra las sombras del pasado,
que se atreven a acercarse a mí;
Ni el dolor de entonces,
ni los recuerdos
me encontrarán dormida,
pues mantengo la guardia alta,
en el claro del bosque...
He caminado como en sueños,
hasta que he encontrado el camino
hacia las verdaderas causas,
hacia los miedos de otros
que me dieron la espalda,
fingiendo que yo solo era ya una sombra...
No soy un fantasma,
sino la amiga que no merecíais,
la voz que silenciasteis,
la sombra en el tatami
que ya no he vuelto a pisar.
Y no me despedí nunca,
ni vosotros lo deseabais;
seguiré siendo yo misma,
caminando sin maestro,
por un sendero distinto,
con mi kimono guardado
en el cajón de la nostalgia...



Noemí Valle


Las personas a las que dedico este poema probablemente jamás lo leerán, pero necesitaba escribirlo, por las veces que me he sentido mal.

Ciudad sumergida (poema)

Soy la señora de mis bosques,
no sigo a la manada
y me pierdo entre los árboles,
soñando con que puedo volar.
Miro en el fondo del lago
y veo la ciudad sumergida
de mi memoria,
dormida a ratos,
desterrada por mí;
campo de batalla
de años oscuros
y ruidos ensordecedores...
Dibujo mi autorretrato
con claroscuros en mi rostro
y espero,
deseo tener voz
y dejarla volar, al viento.


Noemí Valle

Escalas (poema)

Los silencios de la noche, 

el vacío de estrellas que estrangulan el cielo

con su ausencia; 

el agujero negro que es mi corazón 

engulle las imágenes de unos ojos

que parpadean al mirarme...

Dedos que acarician las teclas

ascendiendo, de puntillas, 

por una escala hasta el cielo,

hasta llegar a mi balcón 

y me asomo a recoger las flores

que crecen a mis pies. 

Las flores que se enredan en mi corazón

y me traen el sueño de tu mirada... 

Noemí Valle

Mi voz (poema para Fernando)

Mi pensamiento flota
a través del agua,
transcurriendo entre las ondas
que bailan con la brisa...
Estás tan lejos
y yo quiero acortar la distancia
entre tu ventana y la mía,
encontrarte asomado,
mirando la luna,
como hago yo.
Como hago yo...
Nadie escucha mi voz,
salvo tú,
que estás conmigo
desde el alba
hasta que cierro los ojos.


Noemí Valle

Desolación (poema)

Llegado es el tiempo

en que la tierra se abrirá, 

devorando a sus hijos; 

las estrellas caerán del cielo 

y los mares se extenderán 

sobre las naciones enteras...

No era el Apocalipsis, 

éramos nosotros, 

destrozando el futuro...

Bolsillos llenos de dinero 

de quienes no piensan más que en sí mismos; 

niños que crecieron soñando 

y adultos que contemplan esos sueños, 

pisoteados. 

Decepción tras la campaña, 

aunque no éramos tontos. 

Ya sabíamos que nada cambiaría a mejor...

Noemí Valle

Este no es mi estilo de poema, normalmente, pero refleja el asco que siento por la situación de este país y por los políticos que nos han avocado a todos a esta crisis. No me quiero apuntar al carro del 15 M, simplemente estoy harta de ver muchas injusticias.

Suerte caprichosa (Poema)

Y la rueda volvió a girar,
una vez más;
como peones de un juego caprichoso,
deseamos que la Fortuna nos sea propicia.
Pero, ¿qué es la suerte,
sino algo relativo...?


Noemí Valle

Para mi abuela (poema)

Aquel día no pude llorar...

no me creía que te hubieras ido.

El frío me cubre los huesos

como una manta que pesa mucho

y lloro por tu partida,

hace un año.

Nunca supe conocerte,

hasta que fue muy tarde

y cuánto me arrepiento,

abuela,

de no haberte escuchado.

Lloro por haber perdido el tiempo,

por las horas de dolor,

y sobre todo,

lloro porque te quería,

y te fuiste...

Si puedes,

perdona a tu nieta

y arranca de mi corazón la congoja,

para volver a ser niña,

cuando iba cogida de tu mano.

Quiero recorrer los laberintos del tiempo,

para escuchar tu voz de nuevo

y darte un beso,

antes de dormir...




Noemí Valle


Dedicado a mi abuela, que murió hace un año, y a todos aquellos que son importantes para mí.

El espíritu del bosque (poema)

El viento juguetea con las ramas,

mientras el árbol sueña con el sol;

la voz del bosque susurra al atardecer...

Quietud,

minúsculos seres pisotean las hojas caídas,

escondiéndose de sus depredadores.

Día y noche,

seres que nacen y mueren

bajo la misma bóveda celeste,

en el corazón del espíritu del bosque...



Noemí Valle

Las estrellas están ciegas (poema)

Cae la noche eterna sobre una tumba sin flores;

las lágrimas aún no se han secado,

ni la memoria se rinde...

me niego a enterrarte en mis recuerdos

y no encuentro la paz.

No hay paz en quien ha visto caer la venda de sus ojos,

demasiado tarde,

tarde, tarde...

Y qué importa lo que yo quiera,

cuando hay cosas que ya no podrán cambiar.

Bajo esa noche eterna,

los árboles ya no se mecen con el viento

las estrellas están ciegas

y las tumbas permanecen tristes,

sin flores,

lápidas frías que se tragan los lamentos,

como mi llanto,

que se confunde con el aire,

y se va flotando hacia ti...



Noemí Valle

La trama de mis días y mis noches (poema)

Nudos que enmarañan
la trama de mis días y mis noches,
de silencios y aliento
que traen consigo hilos invisibles,
traed también su voz...
Mis pulmones buscan el aire
y camino en la oscuridad,
tanteando a ciegas,
sorteando mis obstáculos,
laberintos de mi mente;
el suelo está frío
y cristales de hielo
se clavan en mis pies.
Y solo busco el consuelo de sus brazos,
de un susurro,
de la caricia,
que aleja de mi mente
las sombras del dolor
Está tan lejos,
y tan dentro de mi corazón...
Tejo y destejo,
con lana invisible,
mis días y mis noches.



Noemí Valle

El espíritu del samurai (poema)

Silencio y muerte...
la tierra abre sus fauces
y devora a sus hijos.
Los dedos de la muerte
mueven los hilos
que convierten un solo segundo
en una desolación;
padres que buscan a sus hijos,
entre los pedazos rotos de su vida.
silencio,
otra vez silencio
después de las lágrimas.
El viento helado de una noche eterna
se cierne de nuevo
sobre todos los que ayer reían...
El espíritu del samurai cabalga solo,
entre la niebla,
entre los fantasmas que caminan
a tientas,
en una tierra resquebrajada.
La herida se abrió de nuevo,
una herida que nunca se curó,
y la muerte, invisible,
se quiere llevar su aliento,
helar el rostro del samurai
en un gesto de furia,
pues nunca se rendirá...



Noemí Valle

Noche y recuerdos (poema)

Intento nadar hacia las estrellas,

y me hundo en la nada,

en un agujero negro

que fagocita mi corazón.

Fotos de instantes se mezclan en mi mente,

tiran de mí hacia abajo,

para hundirme de nuevo,

en un pulso que me echo a mí misma

y que siempre pierdo yo...

Ahí están mis malos sentimientos,

convertidos en una bola gigante

que logró aplastarme una vez.

Vendrá un nuevo día

y una nueva noche;

los silbidos del viento me traerán recuerdos,

voces del pasado,

mientras busco las estrellas

desde mi ventana.

Y hablaré de nuevo contigo,

como cuando contemplo tu foto,

esperando que desde donde estás,

sepas que ya no huyo de ti,

de la herencia que me diste,

de lo que me enseñaste en la infancia.

Mira esa estrella,

murió hace mucho tiempo,

y aún vemos su luz...

Como ahora yo te veo a ti.



Noemí Valle

Sueños hechos realidad

Hoy he hecho realidad un sueño, y espero que se hagan realidad otros, como ir a Escocia.

Mi trastero (poema)

Despojos,

recuerdos apartados

en la sombra de un trastero;

cajas de cartón,

deformes,

sueños rotos,

esparcidos por el suelo,

fotos de un tiempo lejano,

a años luz de mi nuevo yo...

Todo aquello que ya no añoro

se cubrirá del polvo del olvido,

hasta sepultarse

en una noche sin luceros.

Nada quedará de mí,

de mi antiguo yo,

ni la huella que creí dejar...

Cierro la puerta,

esta vez para siempre.



Noemí Valle

La senda escondida (poema)

Las hojas de los árboles han ido cayendo,

en el jardín de mi alma,

y han renacido varias veces,

en las que he esperado la llegada de la luz;

mis anhelos se han detenido en el tiempo,

demasiadas veces,

para dejarlos  pasar, sin más...

La voz del bosque de mi mente

me susurra que es mi momento,

que ya no puedo seguir sentada,

esperando que llegue mi tren.

Mi camino no es aquel,

con el que me conformaba,

sino la senda

rodeada de árboles,

que aparece ante mí...



Noemí Valle

Retrato (poema)

Mirada distante,

lejos, muy lejos,

en los recovecos de la memoria

mientras el rostro va naciendo,

poco a poco,

de los trazos en un papel...

Sus ojos, iluminados,

y sus labios,

esbozan una sonrisa.

Caricias de papel,

en las blancas mejillas,

de un rostro que se vuelve real

por arte de magia,

de las manos del retratista;

mientras ella, siempre ella,

inmóvil y distante,

deja volar su mente,

lejos, muy lejos,

convertida en un pájaro

que se escapa volando

en busca de calor.

La luz muere,

derramándose sobre el suelo del estudio,

mientras las sombras devoran el retrato.



Noemí Valle

Canción de antaño (Poema)

Rompo el silencio de la tarde;

mi voz recorre aquella canción

que suena en mi  memoria 

y se abren las ventanas a otro tiempo, 

muy lejano ya...

Soñaba despierta, 

rodeada de almas grises, 

que no podían ver más que lo material; 

Sus risas dolían, 

a veces acertaban con sus dardos, 

y herían un poco más, 

pero ellos estaban ciegos, 

incapaces de ver...

No sabían que el brillo de una estrella 

persiste, una vez muerta...

Y aquí estoy, 

contemplando el cielo 

de hace  miles de años, 

escuchando una canción 

y trepando por sus notas, 

como he hecho tantas veces, 

cuando era poco más que una niña...

Noemí Valle

Nueva sorpresa: Mi primer libro de poemas

Cuando empecé a escribir, me costaba mucho la poesía, porque tenía mis miedos como escritora. Temía abrir demasiado mi alma, y sin embargo, un día me atreví a escribir un poema, otro día otro, y al final me fui sintiendo más cómoda en ese género. Y de eso hace ya bastante tiempo. La poesía pasó de ser un ejercicio de estilo a una forma de evasión y de expresión, me ha acompañado en noches de soledad, me ha ayudado a mantener una conversación imaginaria con algún ser querido, que se ha marchado ya... 

Por eso he juntado los poemas de un época de mi vida que fue difícil, y los he publicado en un libro que se titula Memento. 

Lo podéis encontrar en esta página web, disponible como libro electrónico o físico.

Ricardo III (poema)

La Rosa Blanca se tiñe de rojo,
y de su pecho cae la sangre
a la tierra cansada de guerras,
de hijos que abonan los campos,
con sus cuerpos mutilados.
York ha caído,
como cayó la Rosa Roja,
por la espada,
que cercenó la herencia
de Lancaster...
Ricardo, sin escapatoria,
con el acero cerniéndose sobre su cuerpo.
La sangre sale a borbotones,
del pecho de quien un día luchó contra la Rosa Roja...
Nadie puede ya salvar a su rey,
todo está perdido en Bosworth,
y la vida se le escapa en su último aliento,
con la mirada perdida hacia el cielo...


Noemí Valle