.

.
Mostrando entradas con la etiqueta inspiración. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta inspiración. Mostrar todas las entradas

miércoles, 12 de junio de 2019

Sueños (Reflexiones de una noche de junio)



Cierra los ojos por un momento y trata de asirte a los sueños, pensando en que la vida solo dura un suspiro... Ese anhelo que observas, como una estrella lejana que titila más que las demás, es lo que te hace levantarte cada día, lo que te inspira; te hace ser quien eres, más que el adn y los apellidos. Es tu yo, tu verdadero yo, que te convierte en un ser único. Esa estrella, tan lejos y tan cerca, esa luz que titila, ese sueño que te inspira a dejarte las pestañas delante de un ordenador, en una oficina, o en túnel, cada mañana, te define más que nada... Te dejas guiar por la música que solo tú puedes escuchar, porque es tu sueño, solo tuyo. Es un rostro amado, un bosque, un palacio o un viaje a la luna, pero es tu verdadera esencia, porque son los sueños quienes realmente nos definen. A veces inalcanzables, pero siempre tan bellos...


Amalia N. Sánchez 

miércoles, 14 de enero de 2015

Madrugada (reflexiones)

Se fue hace cuatro meses ya y perdí la inspiración. Perdí el don de la palabra, porque el dolor es grande todavía. Es tarde y no puedo dejar de acordarme de cuando escribía y ella me miraba, tumbada sobre la mesa del ordenador. Sus ojos redondos y verdes me contemplaban con placidez, mientras yo me estrujaba los sesos en ese poema que me ocupaba la mente. A veces ronroneaba y ese sonido de fondo me hacía mecerme en un estado de relajación. Y las palabras fluían, por sí solas, como ahora lo hacen las lágrimas. 

Me quedé sin palabras; desde entonces las persigo, corriendo con dificultad, tras ellas, o las espero, como el que espera la llegada de un barco, para ver caminar por la pasarela a un ser querido que se fue hace mucho y se añora. Los duelos me nublan la mente, tal vez... Mi duelo por Luna me ha dejado muda, sin poemas, con un corazón que tiembla cuando digo su nombre. Y mi cuaderno, huérfano de mis palabras, espera que vuelva a escribir, derramando historias en tinta. 







Amalia Sánchez