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miércoles, 27 de junio de 2007

La Jura de Santa Gadea

En Santa Gadea de Burgos,
do juran los hijosdalgo,
le toman la jura a Alfonso
por la muerte de su hermano.
Se la tomaba el buen Cid,
ese buen Cid castellano,
sobre un cerrojo de hierro
y una ballesta de palo
y con unos evangelios
y un crucifijo en la mano
Las palabras son tan fuertes
que al buen rey ponen espanto:
- Villanos te maten, rey,
villanos que no hidalgos,
de las Asturias de Oviedo,
que no sean castellanos;
mátente con aguijadas,
no con lanzas ni con dardos;
con cuchillos cachicuernos,
no con puñales dorados;
abarcas traigan calzadas,
que no zapatos con lazo;
con camisones de estopa,
no de holanda ni labrados;
montados vengan en burras,
que no en mulas ni caballos;
traigan las riendas de cuerda,
no de cueros fogueados;
mátente por las aradas,
que no en villas ni en poblado,
y sáquente el corazón
por el siniestro costado
si no dices la verdad
de lo que te es preguntado:
si tú fuiste o consentiste
en la muerte de tu hermano.
Las juras eran tan fuertes
que el rey no las ha otorgado.

Allí habló un caballero
que del rey era privado:
- Haced la jura, buen rey,
no tengaís de eso cuidado,
que nunca hubo rey traidor
ni un papa excomulgado.
Jura entonces el buen rey,
que en tal nunca se había hallado;
después, habla contra el Cid,
malamente y enojado:
- Muy mal me conjuras, Cid;
Cid, muy mal me has conjurado;
mas si hoy me tomas la jura,
después besarás mi mano.
- Por besar mano de rey
no me tengo por honrado;
porque la besó mi padre
me tengo por afrentado.
- Vete de mis tierras, Cid,
mal caballero probado,
y no vengas más a ellas
desde este día en un año.
- Pláceme - dijo el buen Cid-,
pláceme - dijo - de grado,
por ser la primera cosa
que mandas en tu reinado
Tú me destierras por uno,
yo me destierro por cuatro.
Ya se partía el buen Cid
sin al rey besar la mano,
con trescientos caballeros,
todos eran hijosdalgo;
todos son hombres mancebos,
ninguno no había cano;
todos llevan lanza en puño
y el hierro acicalado,
y llevan sendas adargas
con borlas de colorado.
Mas no le faltó al buen Cid
adonde asentar su campo.

Este Romance sobre el Cid me ha parecido siempre una maravilla.

sábado, 23 de junio de 2007

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Recuerdo recurrente, que busco abandonar, y a veces se cuela en mi memoria, en mi consciente de puntillas y me roba el sosiego. El dolor y la rabia asoman su rostro tras la cortina, se agazapan y te atacan cuando estás más confiado.
Si yo hubiera dicho algo en su momento, si hubiera podido quitarme la espina, tal vez ahora no sufriría de la misma forma, sabría enfrentarme a situaciones parecidas y no sería vulnerable...
No sé qué hacer, solo sé que sufro cada día la envidia y la paranoia de alguien de quien dependo para ganarme la vida.

jueves, 21 de junio de 2007

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La mirada quiso suplantar a los dedos, recorriendo lentamente la piel de su cuello,
cada cabello, pasar las yemas de los dedos por su rostro hasta llegar a sus labios, mientras él ignoraba que ella le estaba acariciando en su imaginación; ignoraba
que deseaba mover su mano hacia la de él y no soltarla, que cuando ella permanecía en silencio, le estudiaba, observaba sus gestos, el movimiento de su cuerpo, y le seguía calladamente a donde quiera que él fuese.

viernes, 15 de junio de 2007

Arturo contempló la luna llena desde el balcón, y buscó con la mirada alguna luz en el bosque.
El Hada, bailando en el aire, grando y moviendo sus brazos con gracia, se acercó a él. Su cabello, flotando con la brisa le cubrió por un momento el rostro fino y plateado, por la luz de la luna.
Arturo la miró y con los ojos húmedos, le preguntó al oído qué podría hacer. Ella le miró con piedad, y dándole un beso en la frente, le señaló el horizonte. "Debes ir, Rey Arturo".
Él se cubrió los ojos con las palmas de las manos, y negó con la cabeza. " Están juntos", continuó ella, y después de girar en el límpido aire de la noche, bajo la luz de la luna llena, desapareció, dejándole llorando, apoyado en la fría piedra del balcón.
El alba le encontró allí, limpiándose el rostro, cuando tomó la decisión que tanto había evitado. Ya nada sería igual, perdería a quienes h
abía amado
Este texto aparecía en un blog que tenía hace un año. Ahora que parece que he perdido el actual, me he decidido a empezar este.