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lunes, 26 de noviembre de 2007

Una canción maravillosa

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Durante años escuché esta canción en casa de mis padres...

miércoles, 14 de noviembre de 2007

viernes, 9 de noviembre de 2007

Mi tía Mari era pintora; había crecido en una familia en la que todos destacaban en algún arte y ella había decidido, de todas las cosas que sabía hacer, destacar en la pintura.

Era guapa de joven, con esas bellezas de entonces, más elegante que alguna de sus hermanas y tenía un carácter a primera vista apacible. Nunca le gustó meterse en guerras familiares ni en intrigas.

Yo diría que más o menos hizo la vida que quiso, junto a mi tío, su marido. Viajaron mientras pudieron, disfrutaron de la vida y quiso, a su manera.

La recordaré siempre en su casa, sentada en el gran balcón, con su perrita dálmata jugando a su alrededor, o en el jardín de su casa de Torrevieja, con los limoneros. La que he visto hoy, inerte, rodeada de flores no era ella, ni siquiera una sombra de ella. Menos mal que quedan los recuerdos.

jueves, 8 de noviembre de 2007


glitter-graphics.com


La marea le arrastró a la orilla;

Su vida se le había borrado de la memoria,

su nombre se había perdido en un mar embravecido,

bajo las estrellas eternas.

"Frío", pensó.

Tembló todo su cuerpo;

como un animal herido,

buscó un cobijo en la playa.

La brisa acariciaba su carne,

con dedos invisibles,

gélidos como el hielo.

Creyó que su vida se acabaría.

La noche le arrastró a sus fauces,

caminó perdido por la orilla,

lloró como un niño

y se durmió, sobre la arena mojada.

Las olas besaban sus cabellos,

arrancaban un gemido de su garganta.

Era un ser poderoso,

de rostro intemporal.

Se dejó llevar, sin resistirse,

en un baile con el mar,

sus aguas buscaban su cuerpo,

robaban un beso de su boca.

Él no luchó por respirar;

se abandonó a la música de las olas,

al brillo de las estrellas,

a la espuma juguetona.

El mar le reclamaba como suyo,

le atraía en su continuo danzar.

El rostro se iluminó con el sol,

sus rayos le arrancaron del sueño

con sus brazos poderosos;

La sal se incrustaba en su piel.

"Creí que había muerto", pensó;

"tal vez solo ha sido un sueño"

"O puede que esto sea la otra vida".

Se puso en pie y caminó,

tambaleándose,

asustado, exhausto,

pero vivo.

Sus pies le alejaron de aquel lugar,

se perdió en el inmenso horizonte,

con el mar rugiendo,

llamándole.

"Ya volverás a mí un día", bramó.

"Aunque ahora me dejes".


Selene


Escribí este poema ayer, antes de saber que una tía mía había muerto. Hoy no sé qué decir, porque todavía no termino de reaccionar. Aún no he superado unos problemas familiares que tuve hace meses y supone un dolor mayor.