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martes, 26 de octubre de 2021

Oración (poema)

 




















Cierro los ojos y escucho la música, 
como tantas veces...
Me busco, 
siempre me busco
y solo me encuentro en ese lugar, 
rodeada de colosos de piedra.
Te veo junto a mí, 
caminando, 
como mi sombra; 
invisible para los demás... 
Dejé una parte de ti en esas montañas
pero sigues en mi corazón, 
en esta mente descreída
que sueña con volver a ti, 
algún día, 
porque elijo creer. 
Elijo creer... 
Pobre ser diminuto, 
en este universo, 
que ve a Dios en esas montañas, 
en la música, 
en el recuerdo de un ser querido, 
que espera atravesar la niebla 
para encontrar a quienes se fueron...
para volver a verte a ti. 
No importa lo que piensen los demás, 
yo espero escuchar,
otra vez, 
tus suaves pisadas en el parqué, 
persiguiéndome, 
como mi protectora, 
en mi insomnio 
o en mis pesadillas, 
en mi sueño reparador. 
Te contemplo desde la pantalla del ordenador, 
en mi móvil, 
en las sombras de la noche, 
en un rayo de sol, 
proyectado sobre el sofá, 
en el brillo plateado de la luna llena... 
Esta es mi forma de llorarte, 
de honrar tu recuerdo, 
de rezar por volver a acariciarte, 
en otra vida, 
mi Luna.





Amalia N. Sánchez



martes, 21 de abril de 2020

Mi Benasque




Si cierro los ojos, me parece oír el crujido de las ramas bajo mis pies y el rumor de la brisa acariciando las hojas de los árboles. Puede que la melancolía me esté llevando a ti sin remedio, el lugar donde he sido más feliz. Ahora que no puedo abrazar a mis seres queridos, ni caminar por la calle si no es para comprar comida o medicinas, y mi mente se mantiene ocupada, te cuelas en mis pensamientos, llamándome a visitarte otra vez, como cuando era una niña. Ya no volveré a esa casa donde devoré libros cada verano, donde podía contemplar tus montañas y tus amaneceres, desde el ático, donde mi yo pacífico se dejaba arrullar por los sonidos de los grillos y los cárabos... Vuelves a mí, me recuerdas tus calles empedradas, el bullicio del mercadillo, los rostros que se fueron haciendo familiares, año tras año, bajo la presencia imponente de tus montañas. Tus montañas... Ya nada será lo mismo, pero siempre volveré, aunque ya no sea a la misma casa, aunque tarde, no sé cuánto tiempo. Volveré a ti, a pasear por tus calles, a disfrutar del olor de las plantas, a saludar a los amigos y rendir pleitesía a las montañas, a caer rendida bajo la luna y a inspirarme para mis relatos; volveré a escuchar las campanas y los riachuelos, despertando mis sentidos, como la niña que los descubrió, hace tanto. Volveré, mi Benasque. Volveré a ti, a reencontrarme con mi yo más feliz. Respiraré hondo y tu aire formará parte de mis pulmones, correrá por mis venas y alimentará mi alma.



Amalia N. Sánchez 

miércoles, 26 de agosto de 2015

La otra orilla (poema)


Casi un año...
Tu sombra me persigue
y me miras desde tu retrato;
cápsula del tiempo,
que contiene un momento feliz,
inaprensible,
como una hoja que se lleva el viento
y solo deja nostalgia.
La culpa y las dudas
revelan mi debilidad;
qué pequeña me siento,
cuánta  rabia contenida,
desde que te vi partir...
Cuánto dolor produce tu pérdida.
Me empeño en pensar
que un día te volveré a ver
en la otra orilla,
que nos reuniremos para siempre.
Yo, descreída durante tanto tiempo,
encontré el consuelo
negándome a aceptar la nada
tras el velo de la muerte.
Porque no es posible
que su oscuro manto
devore lo hermoso que nos unió...
Tú ya no estás,
pero permaneces en mí.
Permaneces,
con tu alma prendida en la mía,
velando mi sueño;
robándome una sonrisa
con tu recuerdo...


Amalia S.V