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lunes, 23 de noviembre de 2009

La ninfa (relato)

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Escondida en el lecho del río duerme una ninfa, diminuta como una flor silvestre; cuando se despierta, los rayos de sol iluminan sus largos cabellos y ella se despereza y abraza a la espuma del agua que corre, rumorosa. Sale de su escondite y roba un beso a los juncos, diciendo adiós con la mano a los peces, que siguen el curso del río. Se sienta sobre una roca y con una gota de rocío, se lava el rostro.

Jugueteando con las hebras largas de su pelo con sus dedos minúsculos entona una canción que atrae a las libélulas y a los mosquitos; su voz dulce llega a los pájaros que vuelan por allí cerca y que intentan competir con ella con sus trinos. La ninfa espera que llegue un bello humano al que acariciar las mejillas con el velo vaporoso de su vestido.

Ayer le vio acercarse al río y beber, regalando su reflejo a las aguas, que celosas lo guardaron para sí cuando él se fue. ¿Volvería a ese lugar? Si volviera, le robaría un beso de su labios y suspiraría por la mirada de él. Las campanillas que crecen en la orilla la avisan, y después los pájaros, y al final las libélulas, que vuelan en formación. Llega alguien; alguien se aproxima al río, un humano.

Todos se esconden, de él para poder observar en secreto. La brisa y los rayos de sol se disputan el derecho a jugar con sus cabellos claros, y entre tanto, la ninfa se pasa las manos por el vestido, alisa la tela hecha con telas de araña y gotas de rocío, agita su melena y suspira, contemplando cómo él hunde sus manos en el agua. Le ve refrescarse y antes de que su reflejo se escape del río, antes de que vuelva a irse, camina rauda sobre las hondas y la espuma y le roba un beso de sus labios, invisible. Él no puede verla, no puede ver su rubor, no puede saber que ella está sonriendo, pícara.

4 comentarios:

Nando Kalrissian dijo...

¡Que relato tan inspirado e inspirador! Muy bueno. Es una estampa preciosa descrita con maestría. Me ha encantado.

Millones de besos, princesa.

PEMM dijo...

Precioso,de veras...
El otoño invita a la reflexion sobre los seres del mundo invisible.
Un beso guapa.

Selene dijo...

Muchas gracias a los dos, chicos.

Muchos besos.

Una senderista. dijo...

¡¡Qué nos gusta fantasear!!precioso relato, ya sabes que me gusta tu escritura