Los recuerdos llegan de puntillas, y se cuelan, sin que opongamos resistencia...
Ojalá vuelva a caminar por esas calles empedradas, y contemplar los gigantes helados, y los seres invisibles que un días habitaron esas casas vuelvan a hablar al oído, para inspirarme más historias.
2 comentarios:
Impresionante !
Buena descripción
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