.

.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Un universo paralelo (microrrelato)



Cuando abrió la puerta se encontró con una casa distinta a la que había dejado, hacía casi un mes. Se quedó inmóvil, junto a la puerta, con expresión de encontrarse perdida en un universo paralelo. Aquella había sido su casa durante años, ella la había decorado, había elegido los muebles y había vestido las paredes con cuadros.

Ahora estaba junto a la cocina, en la que se había pasado muchos ratos, y vio unos vasos nuevos, y más allá, en el salón, donde un día habían estado colgadas las acuarelas que ella se había llevado, no había nada. Le sorprendió que él todavía no hubiera intentado ni siquiera tapar los agujeros. En un rincón, un bolso que no era suyo, descansaba en el suelo, y cuando llegó a la habitación, encontró las camisas y los pantalones de él mezclados con ropa femenina, muy distinta a la que ella se ponía. "Así que ya viven juntos", pensó. Abrió la mochila que llevaba y rescató los recuerdos que habían quedado en un cajón, que contaban su historia de amor, y esos pendientes que le habían regalado para su cumpleaños, y las fotos que se había dejado para otro día, porque no podía cargar con más.

Lo guardó todo y volvió a fijarse en la ropa de esa chica, tan distinta a ella; dos mujeres de mentalidades opuestas. Se preguntó si él había estado enamorado alguna vez de ella, teniendo en cuenta que la nueva no se parecía en nada. "Es algo que no comprendo, ¿cómo puede haberse sentido atraído por dos personas tan distintas en algún momento? Y no solo no nos parecemos en el físico, sino en la forma de ser. Sí que debió de hartarse de mí, para buscar al polo opuesto..."

Decidió que ya había estado allí demasiado tiempo, y salió por la puerta sin mirar atrás. Con cada vuelta de la llave iba dejando más lejos el pasado, y cuando llegó a la calle, caminó hacia el metro, como había hecho tantas veces, durante años... y sintió amargura. Con lo difícil que había sido lograr el sueño de comprar la casa, y tenía que dejarla, y seguir en otro lugar.

2 comentarios:

Raven dijo...

Dicen que los extremos se tocan...a veces estás en uno y sin darte cuenta acabas en el otro. A veces después de comer muchos dulces la boca te pide algo salado!

Un saludo y bonita canción!

Una senderista. dijo...

Yo también pensaba en amargura mientras leía el relato, es lo que sentía, amargura