Doncel (Poema)
Martín,
tu aliento se congeló en Granada;
los ojos,
fijos en el cielo,
incapaces de ver,
las mejillas y los labios
lívidos...
Sueños perdidos
de una vida extinguida,
prematuramente,
en el campo de batalla.
Convertido en alabastro,
contemplas la vida y la muerte,
con un libro entre tus manos
y la espada al cinto.
Las sombras y las luces
besan tu rostro frío
y escuchas los pasos,
los cánticos,
las oraciones
de quienes admiran tus rasgos,
en tu sepulcro.
Noemí Valle
1 comentario:
Es perfecto, Noemí, me gusta muchísimo.
Un abrazo.
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