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miércoles, 16 de abril de 2008

Tarde de compras




Ayer se hizo realidad una de mis pesadillas, algo que me pone mala desde siempre. Mi madre me llevó de compras a una de esas tiendas en las que una semi adolescente te mira de arriba a abajo con cara de horror. Y todo porque el mes que viene tengo un bodorrio mega pijo. Yo iba sin ideas, más perdida que una cabra en un garaje, y mi madre mepezo a coger perchas y más perchas, y más, hasta que tuve que decirle que ya era suficiente.

Y después vino la parte más aburrida, probarme todo. Horror, odio los probadores, esos zulos en los que todo se cae al suelo, en los que hace un calor asfixiante y donde todo parece quedarte mal. Y ahí fue cuando empezó la verdadera pesadilla.

Me probé no sé cuántas blusas de esas monísimas de gasa, de las que te tienes que poner con algo debajo, para que no te hagan una radiografía, y si no fueron veinte, fue algo aproximado. En fin, media hora ahí, con un calor de muerte, y para rematarlo, vino la vendedora a darme su opinión.

Menos mal que después de elegir una de esas blusas con su respectivo top para no ser el escándalo de la boda, mi madre desistió de llevarme a más tiendas de esas y nos fuimos a tomar algo.

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