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viernes, 15 de junio de 2007

Arturo contempló la luna llena desde el balcón, y buscó con la mirada alguna luz en el bosque.
El Hada, bailando en el aire, grando y moviendo sus brazos con gracia, se acercó a él. Su cabello, flotando con la brisa le cubrió por un momento el rostro fino y plateado, por la luz de la luna.
Arturo la miró y con los ojos húmedos, le preguntó al oído qué podría hacer. Ella le miró con piedad, y dándole un beso en la frente, le señaló el horizonte. "Debes ir, Rey Arturo".
Él se cubrió los ojos con las palmas de las manos, y negó con la cabeza. " Están juntos", continuó ella, y después de girar en el límpido aire de la noche, bajo la luz de la luna llena, desapareció, dejándole llorando, apoyado en la fría piedra del balcón.
El alba le encontró allí, limpiándose el rostro, cuando tomó la decisión que tanto había evitado. Ya nada sería igual, perdería a quienes h
abía amado
Este texto aparecía en un blog que tenía hace un año. Ahora que parece que he perdido el actual, me he decidido a empezar este.

3 comentarios:

mr.pickwick dijo...

terrible. sería mejor no ir; aceptar que las cosas son así y seguir su camino
sin ensuciarse.

romántico y trágico post; ah, y muy bien escrito...
un beso
a10

Marta Uma Blanco dijo...

Siempre me ha conmovido el trío formado por Arturo, Lancelot y Ginebra. En tu versión fue traicionado, pero yo en el fondo creo que los dejó hacer, no sé, es todo turbio, como la orilla del mar después de los días de lluvia. Sigue escribiendo, por favor.
Un abrazo

http://palabrasprivadas.blogspot.com

Anónimo dijo...

Es tierno