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domingo, 13 de diciembre de 2020

Un bel di vedremo

 


A veces parece que todo es una pesadilla, un mundo más propio de una distopía, que de la realidad, pero no lo es... Las mascarillas son reales, la pérdida de lo que éramos antes, de los abrazos, de la libertad de movimientos, de una vida en la que no sabíamos que éramos felices. 

Mi sensación de pérdida me pesa sobre los hombros; por supuesto, lucho para seguir adelante y no que terminen por robarme lo poco que queda de libertad y me aferro a las cosas que significan algo para mí, como cantar, como una expresión de mi yo, pues no sería yo misma si no tarareara una canción mientras trabajo, cuando camino por la calle o por los pasillos del supermercado, ni tampoco si dejara de calentar la voz antes de grabar una canción ante el espejo. Mientras me enfrento a mis miedos, a las notas agudas, a esa letra que a veces se olvida, pienso en quienes han compartido conmigo ensayos y conciertos; recuerdo los nervios previos a salir al escenario, las risas, las bromas, los abrazos y sobre todo, recuerdo a mi gran apoyo, quien me escucha y me comprende, como esa alma gemela que nunca pensé que encontraría. Esa amiga que, con una sola mirada, me dice tanto, me recuerda que mejore mi postura y ríe y llora conmigo. No necesito ni decir lo que siento, porque lo intuye. 

Y sí, volveremos a ensayar juntas, como antes de esta distopía. Volveremos a reír y a preparar conciertos, y tú me dirás que hay una canción que te gustaría cantar, y yo me apuntaré, porque a mí también me encantará. Vendrán días mejores; echaremos la vista atrás y nos parecerá imposible haber vivido el aislamiento. Y como siempre, nos miraremos en el ensayo, desde un extremo a otro de la fila, y las dos sabremos lo que piensa la otra. Así son las amigas, mi querida Marion. Un bel di vedremo... Y ojalá sea pronto.





Amalia N. Sánchez Valle

2 comentarios:

Unknown dijo...

Ma chère amie, un beau jour nous verrons...
Merci

Selene dijo...

Siempre, amiga del alma.