Sonrisa congelada (poema)
Piel de granito y musgo;
huesos y tendones,
y un corazón que late
en un cuerpo inerte.
Alma tallada en piedra,
que espera el aliento del creador...
Me creó de la nada,
escuchando una voz interior;
poco a poco
talló mi rostro.
Sonrisa congelada,
ojos pétreos,
con los que observo,
curiosa,
el paso de las estaciones...
Presa sobre mi pedestal,
en una existencia perpetua;
eternamente inmóvil,
sombra en verano
y desdibujada entre la niebla,
espectro de piedra.
Estatua,
esa soy yo...
Noemí Valle
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