Un mirlo (poema)
Un mirlo pasea
entre los columpios;
el viento ruge los nombres
de quienes ya no están,
acariciando con manos invisibles
las plumas negras del mirlo.
Negras,
como un cielo sin estrellas,
fuera del tiempo,
en una noche eterna...
Los ojos del mirlo observan
a los niños invisibles,
en sus columpios;
vuelan,
vuelan hacia el cielo...
Las nubes grises
cubren con sus manos
la ciudad,
de almas perdidas
en un laberinto vacuo.
Cuerpos desconectados de la mente
caminando como autómatas
sobre charcos de decepción
y baldosas grises,
desgastadas por el tiempo.
Y el mirlo echa a volar,
se aleja,
se eleva hacia el cielo,
enfrentándose al viento,
luchando por huir
de ese gris, gris mundo,
hacia la copa de un árbol,
y posarse a mirar el cielo...
Noemí Valle