Ozymandias, Ramsés II (poema)
Hijo de los dioses,
haz inmortales a las arenas del desierto,
contemplando desde tu trono de piedra
la vida y la muerte de tu pueblo;
concédenos tu favor,
intercede para que el dios Nilo
nos alimente,
y no se lleve nuestras cosechas.
Sé el guardián de Egipto,
más allá del tiempo;
defiende a tus hijos de la espada,
no permitas a nuestros enemigos
que crucen las arenas
y nos lleven, como esclavos.
Tú, el más grande de todos los faraones,
cuya sombra se derrama sobre nuestras cabezas,
abraza al cielo y a la tierra,
y haz una vez más,
de nuestro desierto,
un campo sembrado de victorias.
Noemí Valle