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jueves, 28 de enero de 2010

Highlands (4) Relato

Ya había dejado atrás el lago y mis pasos me iban acercando al castillo imponente que se alzaba ante mí. Su silueta oscura se apoderaba del resto del paisaje y una vocecilla dentro de mí me decía que tenía que entrar, y no conformarme con admirarlo desde fuera. Sí, ya que había llegado hasta la entrada principal, tenía que  llegar más lejos.

"¿Y qué voy a decirle a quien viva allí?", me dije a mí misma, vacilando por un momento, mientras atravesaba el patio de la entrada principal. "Van a pensar que estoy loca, y yo misma estoy empezando a dudar de mi cordura, en qué líos me meto..."

Había un parterre de cesped bien cuidado y junto a él, un coche aparcado; parecía un modelo antiguo de Rolls Royce, de color negro. Aunque nunca me había sentido atraída por el mundo del motor, tuve que reconocer que aquel vehículo era imponente. No cabía esperar otra cosa en un lugar como aquel.

En mi cabeza se cocinaban toda clase de ideas sobre qué decir o qué hacer, y cuando me quise dar cuenta, mi mano estaba agitando con fuerza la aldaba de la puerta. Aguanté la respiración por un momento, y escuché pasos al otro lado de la gruesa madera.


Continuará...

2 comentarios:

Raven dijo...

Impulsividad ! Sin razón hay que llamar a esa puerta. Pero esa "sin razón" pesa más que todas las razones que pudiesen darse contra dicha acción, de llamar a la puerta !

Sigo atento !

Ħαррy єyєs dijo...

que intriga, ¿quien será?