Enésima noche de insomnio y rebeldía (pensamientos)
La noche no da tregua; el calor me sofoca igual que por el día, me roba la paz, el buen humor y con sus manos pegajosas, abofetea mi frágil piel. Me encierro en la oscuridad de estas cuatro paredes que son reflejo de mi mundo, de mis sueños y de los recuerdos de mis seres queridos. Nada apacigua mi mente, salvo la música, la música... Siempre la música. Y el anhelo de un cambio que desordene mis días, tal y como son ahora, sin un trapo que amordace mis palabras. Da igual que esté a oscuras; mi espíritu se rebela, no deseo la nueva normalidad, basta de coartar la libertad, de mentiras, de contemplar el mundo con un único prisma, la corrección política, que nos idiotiza.
Sueño con caminar por la montaña y contemplar el cielo. Esa libertad es la que añoro, como un pájaro anhela el viento que le eleva. Deseo sentir la brisa y dejar volar mi mente en el valle de mis sueños, hasta perderme en él... Soltar mi corazón entre las nubes y alojarme en una cabaña de madera, asomarme a la ventana y escuchar los pájaros. La música del agua, del rumor de las ramas de los árboles, de los seres diminutos que habitan el bosque. Quiero ser yo, lejos de la distopía, lejos del bloqueo que atenaza mi mente, a veces. Quiero recuperar mi esencia, mis palabras, la poesía, controlar mis tiempos, emocionar y emocionarme. Que me devuelvan mi yo de hace un tiempo, sin la amargura del yo de ahora... Quiero reconocerme en el espejo de mi ilusiones de antaño y reconciliarme con ellas; unirlas a mis nuevos anhelos y ser quien realmente debo ser.
Amalia N. Sánchez