La distopía que no cesa
Vivimos en un mal sueño; en una sucesión de días anodinos, enterrando los proyectos y los sueños que este año no se harán realidad. Contemplas lo profundo que es el hoyo en el que los meses, los días, los anhelos, los abrazos han caído y ahora haces un duelo interminable por tu libertad, por los amaneceres y las puestas de sol que no puedes contemplar desde la montaña. Tu vista no va más allá del edificio de en frente y la pequeña porción de cielo que alcanzas desde tu ventana; las nubes, de gris plomizo, derraman sus lágrimas y la ciudad, medio vacía, parece sacada de un accidente nuclear. Nada será lo mismo. Todos lo repetimos; unos apelan a una evolución en la que nos convertimos en mejores personas. Otros, simplemente no nos fiamos.Tal vez me he convertido en una mujer más desconfiada; tal vez es miedo que me paraliza, tal vez son los fantasmas de mis sueños perdidos, que vienen a visitarme.
Amalia N. Sánchez