Se apaga una vela y un ser humano, que nos importaba, se va alejando hacia el lugar del que nadie ha vuelto. Sin retorno, después de una agonía que duró años... La agonía de la mente, que se refleja en un rostro de sonrisa triste, que no engaña a quienes saben mirar más allá de la simple apariencia. Una montaña rusa emocional, que te lleva de la alegría al fondo del pozo, a lo más oscuro de la mente. La mente, que te enseña tu peor rostro, y que solo ves tú, por mucho que los demás te digan otra cosa...
Los que conocemos de cerca la depresión sabemos cómo es, una enfermedad dura, pero no todos saben que es mejor no manejar la barca uno solo, sino que hace falta ayuda. La ayuda de un profesional, para salir del pozo, para superar los miedos. La soledad no es una buena amiga, aunque a veces parezca la única.
Un recuerdo para aquellos que se fueron antes de tiempo; ojalá alguien hubiera sido capaz de ayudaros, para que la lucha entre las luces y las sombras de la mente se hubiera decantado del lado de la vida. Adiós, Robin Williams, yo te admiraba y deseaba tener noticias de alguna película nueva. Ya no será posible. Adiós al actor, al ser humano.
Hay que luchar, con nuestros seres queridos a nuestro lado, con ganas de vencer, con la ayuda de alguien que entienda la enfermedad, y hay que agradecer la paciencia y el cariño, entender las dudas, pero no rendirse. Nadie se cura solo de la depresión.
ASV