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sábado, 23 de enero de 2021

Burbuja del tiempo


Mientras camino, mis pasos resuenan sobre los adoquines cubiertos de los restos de nieve y hielo. Intento resolver mis dilemas, en un mundo gris que ha cambiado mi día a día, robándome los momentos que ya no han de volver... Recuerdo cómo era sentir el aire en el rostro, sin la mascarilla y reconocer las sonrisas. Intuía que esa sonrisa escondía un secreto, una noticia, tal vez la evocación de un beso; y cómo echo de menos contemplar las expresiones que ahora se esconden, donde ya solo queda la mirada para decirlo todo. 

Intento desentrañar el misterio de ese hombre que pasea a su perro, bajo la llovizna de una mañana de enero, mientras escucho, a lo lejos, el tráfico. Puede que esté pensando que, por mucho que cambie nuestro día a día, por la pandemia, él seguirá saliendo a caminar con su mejor amigo y esa será su constante, por mucho que pasen las estaciones. O puede que solo esté pensando en la lluvia que todavía no es tan espesa para abrir el paraguas, pero suficiente para sentirla acariciando su rostro. Me lo pregunto y no sé si está sonriendo, a pesar de lo desapacible de la mañana o su pensamiento le aleja de los edificios y de la nieve, que apenas se ha disuelto... 

Hace frío y todo está gris, pero yo sigo encontrando encanto en esas calles, que suelo recorrer con una cámara en la mano; busco atrapar un instante en una foto para jugar a adivinar qué piensa esa otra mujer que camina un poco más adelante o para recordar una experiencia ya vivida. Tal vez es eso lo que busco, a veces, cuando fotografío un paisaje, un edificio histórico... Revivir y conservar en una burbuja los sentimientos. Ahí estoy yo, pensando en cómo recomponer los sueños que se han quedado suspendidos en el tiempo, mientras dure la pandemia; me pregunto cómo nos sentiremos todos, cómo me sentiré yo, cómo será recobrar los abrazos. 

Mientras, la ciudad sigue ahí, con las pinceladas grises, a lo lejos, de edificios que esperan volver a llenarse, algún día. Hoy llueve, puede que mañana salga el sol y las ventanas brillen, como faros en medio del asfalto. Mi cámara captará una estatua, un edificio, un paseante que seguirá siendo un misterio para mí. Yo, con mi mente de escritora, le imaginaré una vida entera.  





Amalia N. Sánchez Valle

2 comentarios:

Verónica dijo...

Mucha gente dice que cuando todo esto pase, nada volverá a ser como antes. Yo creo, espero y deseo lo contrario.
Acabo de descubrir tu blog y me encanta cómo escribes. ¡Un abrazo!
Verónica (@veroniri)

Selene dijo...

Me alegra que te guste, ¡un abrazo para ti también!