.

.

jueves, 23 de agosto de 2018

Ese niño de grandes ojos castaños



Ese niño de grandes ojos castaños, que creció delgadito, lejos de su casa, es el mismo que me ha enseñado a mirar el cielo en las noches de verano, se ha vuelto loco intentando explicarme las matemáticas y me ha visto crecer. Mis gestos, tan parecidos a los suyos, me recuerdan que la genética es caprichosa y he heredado muchas cosas de él; actitudes, intereses... Me ha dado una carrera, me ha apoyado en todo y yo me siento orgullosa de él. Con sus luces y sus sombras, sus sueños, sus apegos, su voz inconfundible y todo lo que le define como persona. 








Amalia N. Sánchez Valle

jueves, 9 de agosto de 2018

Hija de Orfeo (poema)




Hija de Orfeo, 
poderosa o delicada, 
la música devora tu alma, 
como un aguacero
que te cala hasta los huesos...
Te posee lentamente,
desde unas notas sutiles 
hasta un crescendo glorioso, 
acariciando tu piel 
con manos invisibles.
Tu mente vuela 
hasta la cumbre de una montaña, 
o a los brazos del ser amado; 
te transporta a otro tiempo, 
flotando en el aire, 
como las hojas de los árboles, 
movidos por el viento. 
Primero llegaste tú
y te apropiaste de mí, 
de mi alma y mi voz, 
con un abrazo invisible 
que traspasó todo mi ser... 



Amalia N. Sánchez Valle



lunes, 6 de agosto de 2018

Evolución (poema)










Bailando con el viento,
con las sombras
y los luceros,
recreando batallas pasadas
crezco como mujer;
guerrera y artista,
fuerte y frágil,
controlando mi vida...
Fiel a mí misma,
a mis sueños
que me han impulsado
a ser mejor,
con mis miedos y fracasos,
tan imperfecta como todos;
me perdono,
por fin...


Amalia N. Sánchez

jueves, 2 de agosto de 2018

Espíritus de la noche




Shhh... los espíritus de la noche han salido de su escondite; se desperezan lentamente y caminan bajo la luz de las estrellas, cantando con voz queda las historias de les enseñaron sus padres, de reyes y caballeros, de hechiceras y sacerdotisas, danzando alrededor de un círculo de piedra. Es la hora de los invisibles, de los fuegos fatuos, del crujido de una rama en el bosque, de los ojos brillantes de un búho... La brisa nocturna lanza hechizos sobre los tejados y baila con los árboles una danza sin fin mientras los sueños se apoderan de los durmientes. La noche lo cubre todo con su manto de oscuridad y estrellas; es la reina de los soñadores y de los poetas, cómplice de los amantes, seductora, altiva y poderosa.  

Amalia N.