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martes, 23 de julio de 2019

Canción de agua



Soy una mota de polvo en la inmensidad de las montañas; el sol es una bola de fuego mortecina en este día nublado, una tregua para mi piel. El rumor del agua me sigue durante todo el camino, como una melodía que trae la promesa de la vida, como a otros antes que a mí... Con su voz alegre y cristalina me canta y me anima a cerrar los ojos por un momento, a respirar hondo y a sentirme de nuevo como esa niña que introduce sus manos en el río y deja que el agua le salpique en la cara... 


Amalia N. Sánchez Valle

lunes, 15 de julio de 2019

Memoria encapsulada



El tiempo no se detiene, por mucho que luchemos contra él, pero en la memoria quedan algunos momentos suspendidos, como tesoros guardados en un baúl. Está la voz de barítono de mi abuelo, asomado a este ventanal, recordando sus días de montañero, en su juventud, la voz de mi madre, su hermana y mi abuela, desde el piso de abajo, organizando la comida. También están los amaneceres que he contemplado, desde este mismo ventanal, mientras los demás dormían y que siempre llevaré en mi memoria, aun cuando pasen muchos años y otros habiten esta casa.







Amalia N. Sánchez 



domingo, 14 de julio de 2019

Dafne

Me miras con tus ojos verdes, con el cariño de una hija, desde el día que te encontré, indefensa, pequeña y herida, en la carretera. Creciste a mi lado, desde que eras tan pequeña que cabías en el bolsillo de mi bata. No querías estar lejos de mí, ni yo de ti... Me mirabas mientras escribía en el ordenador, sentada en mis rodillas, clavándome las uñas, porque todavía no podías guardarlas, pero ya éramos inseparables. Y todavía lo somos... Allí donde yo me siento, estás tú, pegando tu cuerpo al mío, no importa la estación del año. Maúllas con tu voz dulce y me hablas, a tu manera, cuando desayuno y me pides que te coja en brazos y te haga mimos; cómo no acariciar a un ser maravilloso como tú, Dafne, sentir tu suave pelaje y cómo devuelves la caricia colocando tu cabecita bajo la palma de mi mano... Si alguien tuvo suerte el día que nuestros caminos se cruzaron, fui yo.




Amalia N. Sánchez Valle 

sábado, 6 de julio de 2019

Benasque



Si pudiera detener el tiempo en un momento concreto, elegiría ese día, en Benasque, con el ser más leal y cariñoso del mundo, observándome lo alto de la escalera. No solo la echo de menos a ella, mi Luna, con sus enormes ojos verdes y su nariz rosa, sino a los días felices que pasé en esa casa.

Llegado el momento en el que tengo que hacerme a la idea de que es la despedida, intento atesorar todos los recuerdos que viví allí, tan felices. Desde la primera vez que me bajé del coche y contemplé el paisaje, las montañas que custodian el valle, el vuelo de un águila, que parecía saludarme desde el cielo, el rumor del río... Respiré hondo y mis pulmones se llenaron de vida.

Recuerdo los paseos con mi abuelo, por la noche, mientras nos hablaba de su infancia, con el perfil de las montañas recortado contra el cielo estrellado, con la canción del río, los grillos y los cárabos. Mi hermana y yo escuchábamos la voz grave y llena de cariño de mi abuelo, narrando sus travesuras de la infancia, las noches en las que su madre cosía los vestidos, dejándose la vista y su primer trabajo, en una tienda de tejidos, con un jefe al que  llamaban "el tío miserias".  

Es imposible olvidar las tardes devorando libros en el ático, y cómo leí Las Nieblas de Avalón y La Muerte de Arturo aquel verano en el que me obsesioné con Excalibur. Quería ser la Dama del Lago y atrapar a Merlín en la cueva, con mis hechizos, admirar a Arturo y recogerle, para velarle en Avalon. Y mientras leía, soñaba despierta durante mis paseos por el bosque... Era un sendero mágico, donde solo yo veía a los seres que lo habitaban; escuchaba la brisa acariciando las hojas de los árboles, el crujido de alguna rama bajo mis pies y mi respiración. Las hadas y los duendes me contemplaban en silencio, inmóviles, para no ser descubiertos. Yo quería llegar a un claro y tumbarme en la sombra, respirar el aire fresco y cerrar los ojos por un momento y escuchar, solo escuchar... Disfrutar de la paz del bosque, despertando mis sentidos. 

Mi adolescencia, con mi hermana, hablando de chicos, bañándonos en la piscina, leyendo cómics en el ático, y las excursiones, que me hicieron enamorarme para siempre de la montaña, esos momentos y los amaneceres que yo contemplaba desde el ventanal, quedarán para siempre en mi memoria, aunque la puerta de esa casa se cierre para mí, para siempre. El lugar con el que siempre soñé será el paraíso perdido, el lugar en el que quedarán los ecos de las voces de mis abuelos y los momentos felices que he pasado allí, donde me he inspirado para escribir, he amado, he cantado y he contemplado las montañas, perdida en mis pensamientos. Mis recuerdos seguirán conmigo, hasta el final.



Amalia N.Sánchez Valle

miércoles, 3 de julio de 2019

El libro de mi alma (poema)





                               Imagen de Christine Engelhardt en Pixabay

Mi alma escapa de mi cuerpo; 
pasea por el bosque 
y busca la magia. 
Escondida entre las sombras, 
busco el sendero
que me lleva al lugar 
donde se esconden las hadas.
Seré como una polilla, 
revoloteando en el claro
bailando una melodía 
que solo yo escucho... 
Como poseída por la magia, 
contemplo las estrellas, 
entre los árboles; 
susurro una canción 
y escribo en el libro de mi alma, 
la historia de Oberón y las hadas.
La noche me cobija, 
me abraza y acaricia mis mejillas, 
con las manos de la brisa; 
manos invisibles 
que juegan con mis cabellos.
Tal vez, mientras duermo, 
soñaré...



Amalia N. Sánchez Valle

jueves, 20 de junio de 2019

Senderos intrincados (poema)




                                          Imagen de DarkWorkX en Pixabay


Mi alma camina por un bosque, 
solitario y umbrío, 
mío y solo mío... 
Nadie supo leer el libro de mi alma, 
o no quiso, 
y sé que nunca ocurrirá
pues no es fácil caminar 
por senderos intrincados. 



Amalia N. Sánchez Valle

martes, 18 de junio de 2019

Falling slowly (canción)



Hace poco pensé en incluir, no solo mis escritos y mis fotografías, sino además publicar algunas grabaciones de versiones de canciones que me encantan. Es un riesgo, porque es la primera vez que me planteo esta cuestión en mi blog, pero soy escritora y cantante, y poder agrupar mis dos pasiones me parece interesante. ¿Funcionará? No lo sé, tal vez termine volviendo a los orígenes, si esto no va bien. La informática es la informática, y a veces algunos enlaces no funcionan en según qué programa, o los derechos de autor limitan el hecho de compartir una canción, aunque escribas el nombre del compositor. 

Así que esto es una prueba, que espero que salga bien y os guste...

Empiezo con una canción preciosa de Glen Hansard, compositor y cantante irlandés. Ganó un Oscar a mejor canción, aunque eso en realidad no es lo más importante para mí. Es parte de la pelicula titulada Once (Una vez), de John Carney, protagonizada por Glen Hansard y Markéta Irglová. Una película que me encanta, con un final melancólico que me recuerda que no siempre se cumple todo lo que deseamos. No, no basta con desearlo muy fuerte, como nos dicen últimamente en los libros de autoayuda y los gurús de frases fáciles en tazas de café. Puedes enamorarte, puedes soñar, y no siempre funciona. 

Pinchad el siguiente enlace, y si todo va bien, podréis escucharme cantar: 

Falling Slowly

Amalia N. Sánchez Valle

domingo, 16 de junio de 2019

Like never before (poema)






              Imagen de Stefan Keller



Sus palabras cayeron como una losa...

Se sintió como un gorrión abandonado

después de haber tocado el cielo.

Deseó no haber contemplado ese rostro,

ni haber leído el libro de su alma

para continuar con su vida, 

ignorando la perfección 

de dos seres que se complementan, 

nacidos bajo la luz de la luna,

en el mismo claro del bosque. 

Deseó seguir en la ignorancia, 

como hasta entonces, 

seguir siendo un alma solitaria

atrapada en el mundo gris,

ya que no volvería a tocar el cielo...

El mundo seguirá girando 

y las estrellas marcarán el norte, 

pero nunca será lo mismo

contemplar el baile de las hadas.

Will remember, 

like never before...




sábado, 15 de junio de 2019

Magnolia (fotografía)



Esta fotografía la hice ayer en Ópera porque me llamó la atención la única magnolia florecida del magnolio. Siempre me gustaron las flores blancas. Para mí son las más bonitas.

He decidido incluir posts de fotografías en este blog, no solo relatos y poemas. Tal vez incluya otras novedades en el futuro. Quién lo sabe...


Amalia N. Sánchez Valle

miércoles, 12 de junio de 2019

Sueños (Reflexiones de una noche de junio)



Cierra los ojos por un momento y trata de asirte a los sueños, pensando en que la vida solo dura un suspiro... Ese anhelo que observas, como una estrella lejana que titila más que las demás, es lo que te hace levantarte cada día, lo que te inspira; te hace ser quien eres, más que el adn y los apellidos. Es tu yo, tu verdadero yo, que te convierte en un ser único. Esa estrella, tan lejos y tan cerca, esa luz que titila, ese sueño que te inspira a dejarte las pestañas delante de un ordenador, en una oficina, o en túnel, cada mañana, te define más que nada... Te dejas guiar por la música que solo tú puedes escuchar, porque es tu sueño, solo tuyo. Es un rostro amado, un bosque, un palacio o un viaje a la luna, pero es tu verdadera esencia, porque son los sueños quienes realmente nos definen. A veces inalcanzables, pero siempre tan bellos...


Amalia N. Sánchez 

miércoles, 23 de enero de 2019

Microrrelato/ story



Las ramas del árbol eran como unas terribles garras delgadas y huesudas, que se aferraban a la noche, fría y sin estrellas. 

The branches of the tree were like terrible thin, bony claws, clinging to the night, cold and without stars.



Amalia N.Sánchez Valle

viernes, 11 de enero de 2019

Poema del acantilado / Cliff poem




El corazón es frágil;
La nieve cae, lenta y cadenciosa,
sobre mis cabellos.
Mis mejillas, enrojecidas,
se bañan de lágrimas
viendo a las aves marchar…
Contemplo el mar,
desde mi atalaya,
con la mente encerrada
en un bosque de sueños,
en busca de una mirada,
de un alma afín,
del latido acompasado
de un corazón…
Nada, sino el viento
acariciando mi pelo
y el rugido del mar,
me hacen sentir viva.
No importan las lágrimas,
pues limpian el alma,
por muy oscura que parezca
en la larga y negra noche.
Puedo contemplarlo todo,
desde mi acantilado
y decir adiós a las aves,
como he dicho adiós,
a tantos sueños…



The heart is fragile;
The snow falls,
slow and rhythmic,
on my hair.
My cheeks, reddened,
they bathe with tears
watching the birds go ...
I contemplate the sea,
from my watchtower,
with the trapped mind
in a forest of dreams,
looking for your eyes,
a related soul to mine,
the rhythmic beat of a heart ...
Nothing, but the wind
stroking my hair
and the roar of the sea,
They make me feel alive.
Tears do not matter,
they cleanse the soul,
very dark as it may seem
in the long black night.
I can contemplate everything,
from my cliff
and say goodbye
to the birds,
as I said goodbye,
to so many dreams...



Amalia N. Sánchez